MÍRATE, MÍRAME, MÍRANOS

 

MÍRATE, MÍRAME, MÍRANOS

Tiene la mirada fija, sin distracción, no quiere perderse nada.

Cada vez que pasa alguien delante, parpadea, minimiza así el tiempo sin ver.

Él lo ve, él sabe que:

hubo una época en que el respeto primaba, aunque la miseria no te dejara avanzar.

Hubo una época en que la palabra dada valía, aunque la ropa estuviera zurcida.

Hubo una época en que los hijos respetaban a los padres, aunque fueran severos.

Hubo una época en que casi nadie tenía estudios, aunque eso no te impedía trabajar.

Hubo una época en que había hambre, aunque sobraba felicidad.

Él vivió esa época y la actual. Esta época en que nos invaden las redes sociales, la telebasura y la cultura del minuto, porque:

hoy hay estudios, pero no educación.

Hoy hay pobreza, pero no miseria.

Hoy hay charlatanes, pero no palabra.

Hoy hay derechos, pero sin respeto.

Hoy los padres hablan, pero los hijos no escuchan.

Por eso él sigue mirando el espejo, aunque ni se ve ni se encuentra. En el fondo, lo sabe: ya su tiempo pasó, y solo espera, sin ver, lo que tiene que llegar.

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